Ribera del Duero. Características de nuestro terroir
La Denominación de Origen Ribera del Duero es sinónimo de vinos excepcionales que han conquistado paladares en todo el mundo. Una demarcación en la que se encuentra nuestro viñedo y de donde proceden los vinos que elaboramos en Doble R. Pero, ¿cuáles son sus características climáticas?, ¿qué variedades existen?, ¿cuál es su altitud? Queremos explorar en profundidad cómo es la demarcación en la que se producen nuestros excelentes caldos.
- Tierra de historia y carácter. La diversidad de suelos es una de las joyas de la Ribera del Duero. Desde arcillas hasta suelos calcáreos y pedregosos, cada parcela cuenta su propia historia a través de las uvas que produce. La altitud también juega un papel crucial, con viñedos que se extienden desde los 700 hasta los 1,000 metros sobre el nivel del mar. Esta variedad de suelos y altitudes contribuye a la complejidad de los vinos, agregando capas de sabor y carácter.
- Clima riguroso y apasionado. La Ribera del Duero se caracteriza por un clima continental extremo con veranos calurosos e inviernos fríos. Las amplitudes térmicas diarias son notables, aportando frescura a las noches que equilibra la maduración de las uvas durante el día. Esta combinación única de condiciones climáticas contribuye a la concentración de sabores y al desarrollo de taninos elegantes en los vinos.
- Variedades emblemáticas. La uva reina de la Ribera del Duero es la Tempranillo, conocida localmente como Tinta del País. Esta variedad se adapta perfectamente al clima y al suelo, ofreciendo vinos intensos, estructurados y con una gran longevidad. Aunque la Tempranillo es la estrella, otras variedades como Cabernet Sauvignon y Merlot también encuentran su lugar, aportando matices y complejidad a los vinos de la región.
- Altitud que eleva el sabor. La altitud de los viñedos en la Ribera del Duero es un factor distintivo. La elevación no solo proporciona noches frescas que conservan la acidez en las uvas, sino que también influye en la radiación solar, intensificando la fotosíntesis y la acumulación de polifenoles. El resultado son vinos con una expresión única, estructura firme y un equilibrio extraordinario.
- Humedad controlada y precisión en las temperaturas. A pesar de la aridez del clima, la humedad relativa en la Ribera del Duero es un elemento a tener en cuenta. La escasez de lluvias se compensa con la sabia gestión del agua y la humedad del suelo, permitiendo que las vides se desarrollen de manera equilibrada. Además, la precisión en el control de temperaturas durante la vinificación y crianza garantiza que cada vino alcance su potencial máximo.
En conclusión, la Ribera del Duero no es solo una región vinícola, sino un terroir único que se refleja en cada copa de nuestro vino. Desde la tierra hasta la botella, cada elemento trabaja en armonía para crear vinos que cuentan la historia apasionada y la identidad de esta excepcional región vitivinícola.